Soy feliz
porque me quieren y me cuidan de esta mi mala cabeza.
Cada vez
que bajo al pueblo, suele ser una vez a la semana, no salgo de mi asombro. Leo
el periódico y miro algo la televisión del bar de Julián. En casa no tengo
televisión y tampoco recibo ningún periódico. La información la recibo vía
transistor y la suelo poner un ratito todas las noche hacia las 11:00. Los días
que no hay partido de futbol me entero de algo. A las 12 la apago, pues el
balón pie domina y no me gusta, jugarlo sí, pero que me lo cuenten me aburre. Sé
que existe Messi, Mourinho, Guardiola y Ronaldo. A la fuerza ahorcan y en el
fondo les agradezco que me distraigan a la fuerza. Los hombres podemos ser muy
peligrosos si nos aburrimos.
Le dice un
cura a un niño el día de la primera comunión: ¡¡ ¿De modo que quieres ser cristiano?
!!
Y el niño
le contesta: ¡¡ No Messi !!
Bueno a lo
que iba:
Doy gracias
a Dios por los Gobernantes que tenemos y como nos cuidan. Gracias a ellos
nuestros instintos perversos son controlados, incluso a la fuerza. Gracias, mil
gracias tenemos que dar todos los días a estos dirigentes nuestros.
Lo tengo
que reconocer, soy un presunto culpable. Debo de tener pensamientos muy malos
sin saberlo pero, gracias a los controles que ejercen nuestros Gobernantes sobre
nosotros, han evitado que pudiera brotar en mi interior un deseo irresistible
de hacer algo muy malo sin saberlo.
Viajaba a
Barcelona a dar una charla sobre ética oriental y presuntamente evitaron que
pudiera secuestrar un vuelo y desviarlo a algún país que se me hubiese ocurrido
en ese momento. Menos mal que me descubrieron.
Antes de poder
llegar al avión, casi me desnudaron, me quitaron cinturón, zapatos, gafas de
sol (las suelo llevar por las cataratas), me cachearon por delante y por
detrás, miraron mi bolsa de viaje donde llevaba el pijama, despertador, neceser,
2 plátanos, dos pares de calcetines la camisa y el jersey, todas mis
intimidades. Ellos lo tienen que mirar
todo por una televisión. Tienen que tener la seguridad de que no exista la más mínima
posibilidad de que comenta una locura. Gracias que apareció el posible cuerpo
del delito loco, encontraron la posible arma mortal guardada (escondida para
pasar desapercibida) en el neceser: unas tijeritas para arreglarme la barba.
.- No las puede llevar señor, son las
normas, si fuesen un poco más pequeñas…
.-
Serian pinzas le conteste.
.- Pero es que son puntiagudas, me
replicó.
Ante tal
aseveración me sentí avergonzado, descubierto. Si al menos hubiesen tenido la
punta redonda…, pero puntiaguda. No había excusa. Que torpeza la mía, pero es
que con unas tijeras de punta redonda es muy difícil arreglarse la barba, esas
son más de costura. Por si quedaba alguna posibilidad de que me perdonase le
pregunte con la mejor de mis sonrisas, persuasiva y colmada de bondad:
.- ¿Vd. cree que soy peligroso? Tengo
bastantes años, los cuales por coquetería no confieso, no uso bastón, pues
todavía camino erguido, pero se me ve mayor.
.-No puedo hacer nada, no las puede
pasar, son las normas.
Llegue (sin
mis tijeras) a la ciudad de destino, me aloje en el apartamento de un amigo, necesitaba
algunos alimentos pues la nevera me la dejo vacía y me encamine a Carrefour.
Por mi
forma de vestir (pantalones flojos que muchos son sin bolsillos) suelo llevar
un bolso colgado, el que llevaba ese día me lo había regalado mi hermana que lo
había traído del Nepal. En él, llevaba casi todo lo que soy para esta sociedad: carnet de identidad, el
de conducir, la cartera con el dinero, las llaves, una agenda, el teléfono, una
lima de cartón por si alguna uña se astilla y … creo que nada más. Me para un
castillo de hombre y me dice:
.- Tiene que meter el bolso en aquellas
taquillas.
.- ¿Por qué?.
.- Son las normas caballero.
.- Es donde llevo el dinero y todas mis
cosas, no quisiera separarme de ellas
.- Bueno, también si Vd. quiere…, en
aquella mesa, donde están aquellas señoras, hay una máquina, meta su bolso en
una de las bolsas de plástico que hay y precíntelo.
.-Y eso por qué?,
.- Son las normas.
Gracias a
Dios, me dije, estas buenas normas que estos diligentes señores tienen, me
disuaden de mi deseo oculto e inconsciente de robar.
En la cola
le dije a la señora que iba delante:
.- Esto es para que no robemos.
Me miro extrañada
y no me dijo nada.
Es que en
el fondo somos culpables de todo lo que pasa. Ladrones terroristas,
atracadores. Vete tú a saber.
Ya de
regreso de ese fin de semana, se me ocurrió y tuve la necesidad de echarle
gasolina al coche, no pensaba bajar al pueblo hasta la próxima semana y siempre
que estoy en el monte quiero tener el depósito lleno. Era algo tarde pero la
gasolinera abre toda la noche y me conocen. Procuro ir a esa pues es donde son ellos los que la sirven y pido siempre
que me lo llenen. Siempre reposto en gasolineras donde te lo sirven, no quiero
ser esquirol.
La persona que
estaba adentro y que ya me había puesto alguna vez un café me dijo:
.- Tiene que pagar por adelantado y
servirse Vd. mismo.
.- Pero es que quería llenar el depósito
y no se la cantidad…
.- No hay problema me deja algo más de
dinero y luego le doy la vuelta.
.- ¿Piensas que me voy a marchar sin
pagar?,
.- No, pero son las normas a partir de
las 12 de la noche. Mire el reloj y tenía razón. Ya se había sobrepasado por 10
minutos.
Nuevamente
me sentí descubierto, quizás me hubiese asaltado un irrefrenable deseo de
llenar el depósito y salir de estampida.. Reconozco que son cosas que se nos
pueden ocurrir a todos.
A los pocos
días, cuando bajaba al pueblo a tomarme un café por la mañana, sin haber hecho
(y juro tampoco haber pensado) nada malo, ninguna mala maniobra, a la salida de
una curva, me encuentro ala Guardia Civil que muy atenta me levantó la mano,
pero como la mantuvo levantada me di cuenta que no era para saludarme. Me
apresure a detener mi coche y baje la ventanilla… esta vez me saludo
militarmente, quizás me confundió con algún amigo pues por mi forma de vestir
estaba claro de que no era militar.
.- Buenos días, me permite su
documentación?,
Le di mi
carnet de identidad…,
.- no, no, el permiso de conducir…,
Gracias a
Dios que lo llevaba, se lo entrego…,
.- me permite la documentación del coche…,
Abro la
guantera y allí estaba, también se la facilito…,
.- le importaría abrir el maletero…,
Dios a
quien estarán buscando…,
.- si, como no.
Me bajo,
voy a la parte posterior y levanto la tapa…, dentro, una caja de botellitas de
agua, una lona vieja, unos pulpos de goma para cuando tengo que sujetar algo… y
nada más.
.- ¿Puede levantar la lona?…,
.- si como no. Oiga Agente, hice algo mal,
alguna mala maniobra?
.- No, no señor…,
.- ¿andan buscando a alguien?..., (como
parece que no le gustó la pregunta, continúe…,) que se parezca a mí?...,
.-no, no señor.
Seguro que
han percibido algo, supuse. Quizás algún posible pensamiento delictivo por mi
parte que gracias a Dios he refrenado evitando la posibilidad de ser
contrabandista o vete tú a saber qué cosa se me podía haber ocurrido.
Con el fin
de entablar una conversación de acercamiento cordial ya que su trato parecía no
ser muy amistoso le pregunte:
.- Oiga agente, si yo fuese un ciudadano
que va con el tiempo muy justo y no habiendo dado muestras de ninguna
conducción sospechosa o temeraria y suponiendo que no buscan a nadie que se
parezca a mí, ni ningún vehículo similar…, Porque me molestan y se atreven a pararme?...,
.- Son controles rutinarios para su
seguridad.
Gracias
Dios Bendito que cuidan tanto de mi (esto no se lo dije, pero lo pensé) si no
fuese por ellos vete tú a saber qué locura hubiera podido cometer. Menos mal que
no llevaba la herramienta de trabajo pues seguro que me podía haber dado por
hacer alguna locura.
Llegue al
bar de Julián y como siempre pedí el café y cogí el periódico que estaba libre.
En el fondo estaba contento y agradecido a esta sociedad que cuidaba tanto de mí
y de mis posibles impulsos perversos y malignos.
Cuando leo
los titulares, pues de ahí no paso, (letra demasiado pequeña), ya soy mayor y
no me interesan los chismes, me doy cuenta de que estamos protegidos. La
cantidad de personas, entre nuestros dirigentes, que si se hubiesen encontrado
con el castillo de Carrefour o con la Guardia Civil, no hubieran hecho lo que
hicieron. La cantidad de disgustos que se hubieran evitado los Camps, Matas,
Barberás, Gariñanes, Ñañigos, Urdangarines y Mumuas. Uno de ellos, creo que
cuando se dio cuenta de que había tenido los malos instintos de dejar
abandonada a su mujer y sus hijos en un cine, se arrepintió y echó a correr…
por su forma de hacerlo se veía que era un atleta, lo pasaron varias veces por
el televisor de Julián. Seguro que para dar ejemplo de que hay que hacer
deporte y de que es bueno arrepentirse a tiempo. Vete tú a saber que le hubiese
pasado a esa pobre familia abandonada en un cine.
Ya estoy más
contento y tranquilo, por fin estoy en casa. Cada vez que bajo al pueblo lo
hago con miedo de lo que me voy a encontrar o de lo que me voy a enterar, pero sé
que en el fondo todos me cuidan.
Por fin
estoy de regreso. Qué bien se está en silencio y sabiendo que por ahí abajo hay
tanta gente que nos cuida de no hacer locuras para no salir en el periódico por
vergüenza.
El
Arzobispo de Oviedo (se me olvidaba) en la homilía de hace unas semanas a sus
feligreses, les habló y se la dedicó a
una cantante que fue una gran dama, creo que mujer de un presidente y
también mujer de un policía. Así
teníamos que ser todos, o grandes damas, o cantantes, o presidentes o policías
para que hablasen de algo importante en las homilías y se dejasen de tanto niño
hambriento que se muere por esos mundos de Dios y sin evangelizar, verías como
ya nadie saldría de su casa, que creo que es lo que voy a hacer hasta dentro de
una o dos semanas.
Es que me
tengo miedo.
Para
miconciencia2010 de Elías de la Canóniga
Bueniisimo Alejandro, has contado la realidad de forma irónica? Asi es, asi nos adoctrinan con el absurdo del miedo, la inseguridad, normas , y más normas, me encanta como hablas con ellos con sinceridad o para que se den cuenta, pero son robots con la lección aprendida. Brindo contigo por el despertar de la Humanidad y el Poder del Amor!. Un gran abrazo hermano. Disfruto mucho de tu sabiduria y humor en casa de Angeles Praxedes, en Tenerife. Cuidate mucho
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