El Bicarbonato: El gran olvidado

Existía antiguamente un producto que tenia múltiples funciones, mal olor de pies, ablandamiento de los garbanzos añadiéndolo al agua del remojo, blanqueamiento de los dientes, etc. etc., pero la más conocida de todas ellas era la que tenía que ver con los gases y con las digestiones. De sobra sabes de quien estoy hablando, de ese gran olvidado que es el BICARBONATO SODICO.

Se vendía en las farmacias y en algunas tiendas de ultramarinos, pero a medida que empezaron a aparecer en el mercado productos “antiácidos” su uso se fue relegando. Se comentaba que si tenias gases o mucha acidez de estomago y tomabas bicarbonato, podías estar encubriendo una gastritis y luego era peor el remedio que la enfermedad.

Lo cierto es que este producto es un gran alcalinizante y de sobra sabido tenemos, que un organismo que se mantiene alcalino tiene muchas mas posibilidades de mantenerse sano que si estuviese acido. El problema se encuentra en la oxigenación de las células.

No quiero entrar en razonamientos científicos que los hay de todo tipo en el Oráculo (Internet), pero si recordar que si tenemos problemas digestivos o acideces, el bicarbonato nos sentara  bien.

Otra aplicación que podemos dar a este producto es la de gran alcalinizador. La alimentación actual nos arrastra a la acidificación y la aparición de nuevas enfermedades esta a la orden del día. Podemos tomarlo diariamente para mantener nuestra alcalinidad y si queremos hacer bien las cosas, revisemos la alcalinidad de nuestra orina y comprobaremos de esta manera si nos estamos pasando con la ingesta de los benditos polvos. Después de unos cuantos días de esta práctica, ingesta y comprobación de la orina, podremos tener unos puntos de referencia que permitan conocer nuestra necesidad de alcalinización que depende directamente de nuestra comida.

Como norma general utilizaríamos la siguiente fórmula:

       1 litro de agua

       2 limones (el zumo)

       2 cucharadas grandes de bicarbonato.

Se diluye todo y se mantiene en una botella de cristal, a ser posible no transparente, y de esa mezcla nos tomamos un vasito después de las 3 principales comidas. Existen médicos que utilizan el bicarbonato incluso para el cáncer, no busquemos panaceas que no existen, pero como remedio humilde y efectivo para múltiples circunstancias, no encontraras otro mejor. Perdón se me olvidaba, es barato y esa fue su perdición.

Nota:

Hace la friolera de 50 años, cuando estaba entrenándome para participar en los campeonatos del norte de la península Ibérica de Judo, después de las sesiones de entrenamiento donde nos zurrábamos de lo lindo, íbamos todos a una cafetería a tomar algo y siempre pedíamos lo mismo: ¿Nos puedes dar el zumo de un par de limones en un vaso de agua con gas o de sifón, por favor? Y cuando nos lo ponía la siguiente era: ¿Tendrás un poco de bicarbonato?, y le poníamos una cucharadita. Se hacía espuma y parecía que tomábamos algo importante, al menos en aquella época era llamativo. 4 ó 5 tíos cachas con su entrenador al frente era algo distinto, no se solía ver a las 9 de la noche por las cafeterías de moda. Gracias entrenador, Felipe León, pues nunca conocí ningún remedio mejor para las agujetas que ese.